sábado, 15 de mayo de 2010
Morado con un toque de cielo.
Orquídeas azules y un paquete de cigarrillos. Era un lugar...¿mágico? No lo sé, pero llegamos a eso de las 2. Dos en punto. Dos y media. El calor era insportable, tú simplemente lo ignorabas. Nos tomamos de la mano para saltar y me soltaste. Así, sin explicación alguna, y me dejaste caer. Me dejaste caer sola. Pero lo disfruté. Lo disfruté mucho más que sí me hubieras acompañado, tristemente así fue. Sentí la brisa entre mis pupilas y pestañas, y así, viendo al horizonte, sonreí, no estaba asustada, ni por ti, ni por mi.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario