Siempre que estoy en la calle y me encuentro a un extraño
le hablo, le pregunto, lo analizo
anoto en mi mente todo lo que veo de el y pienso
en su bigote inexistente, en lo que estará pensando de mi
en lo que le espera en el día, y solo me hace pensar que
pasará en mi día, si me lo encontraré otra vez, tocando ese bigote inexistente
probablemente no, tal vez solo será un pensamiento efímero que se va como
la orilla del viento, la brisa del mar al alejarte de él, asi que borre el pensamiento de mi mente y seguí caminando hacia
el final del camino, a un lugar donde la vida promete más que solo esto, más que un simple camino que seguir
en donde sé que encontraré algo que me haga seguir en este camino, donde el final solo es un comienzo
y donde el comienzo es solo un sueño, un sueño profundo del cual nunca espero despertar
y soñar una y otra vez y escuchar de fondo un narrador de la historia, un narrador diciendo "la vida es sueño y los sueños, sueños son", así me di cuenta que mis pensamientos están escritos
en un lienzo invisible, escritos en el aire, en las memorias y en las vidas de todos aquellos que conozco y conocí, incluso ese señor de bigote inexistente
el cual, marcó un momento de un día, de una semana, de un año, de una vida, de mi vida y la de todos los que nos rodeaban, que nos dimos cuenta que algo estaba mal y debía ser arreglado, ¿quien eres tú?... le pregunté
el hombre me volteó a ver indiferente, su rostro no se movió en lo absoluto, me miró de arriba a abajo, su mirada parecía atravezar mi cuerpo y llegar a mi alma. Sin sonidos ni palabras me dijo mucho, se volteó y continuó su camino
cuando me di cuenta de que ese momento, fue uno de un cambio, sus ojos penetraron mis pensamientos como pluma al papel, me cambiaron, me escucharon y sobretodo
me aturdieron. Tanta información empírica me había hecho confundirme, ¿acaso estaba en lo correcto?¿acaso todo lo que pienso es verdad? No se la respuesta a ninguna de estas preguntas, lo único que queda es seguir mi camino y
tratar de descifrar esas preguntas irritantes en mi mente, buscar respuesta alguna a mínimo dos de mis preguntas, se las quisiera preguntar, pero se que será mejor descifrarlas por mi mismo, y descubrir lo que hay en mi, lo que él vió
lo desconozco, porque ni siquiera yo me conozco bien. A veces siento esta parte de mi que intenta salir, intenta cambiarme, pero me rehuso. Esa parte me hará cambiar demasiado y no puedo permitir eso. Lo que tengo que hacer es
seguir caminando, caminando, caminando. seguir siendo yo, aunque me rehuse, aunque me diga que no, aunque sé que seguiré así, aunque sé que no responderé nada. caminar, caminar, caminar
El caminar me hace pensar, y pensar me hace conocer. Todo esto me hace quien soy y no debo negarme. Al ver a ese hombre me puse a pensar si el pensaba todo esto, algo similar, o algún tipo de cosa importante. ¿Seré el único que piensa así?
Ciertamente, creo que no, al ver las miradas de los caminantes al pasar, la mayoria son soñadores y sin propósito alguno, pero uno de cada 100, son como nosotros, observan, no ven, conocen, analizan, no solo caminan
y los otros 99? No se que pensar de ellos, serán como bultos? Su mente estará en blanco? Serán un escalón más que pisar para llegar a mi meta? No hay tiempo de pensar en eso, tengo mucha prisa ahora que lo recuerdo, tengo que llegar a
al final, tengo que llegar al final, al final, caminar, caminar, caminar, tiempo, tiempo, tiempo. siempre preocupante, para los 99, pero no, esta vez no me vencerá a mi, caminaré, pensaré, analizaré, seré
uno de los pocos que disfrutan lo que ven. Antes veía personas, ahora miro el paisaje. Me imagino toda clase de cosas. Quién estuvo ahí, como llegaron ahí, que hace que sea tan especial? Siempre con tantas preguntas, no me doy tiempo de responderlas todas
Preguntas tan tontas como ¿quien habrá pisado lo que estoy pisando justo ahora? quien camino.. y camino por este sendero, por este camino, por este paisaje.
Por Cristobal Galguera y Katya García.
viernes, 4 de junio de 2010
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